24 Ago 2020

“Más vale prevenir que lamentar” es una frase que particularmente me hace acordar mucho a mi padre, quien siempre me proporcionó un conjunto de recomendaciones para todo. Sin embargo, en muchos casos estas recomendaciones no fueron llevadas a la práctica, por lo que, en consecuencia, ocurrieron eventos desafortunados.

Si bien, muchas veces esto nos pasa en la vida personal, en las empresas ocurre algo muy similar. Claramente, las empresas no tienen padres que les den recomendaciones o prevenciones, pero sí probablemente tengan asesores que les recomienden –o exijan- políticas de cumplimiento normativo.

Las políticas de cumplimiento normativo o programas de cumplimiento se basan en gobernar diligentemente una empresa. Según la WCA (World Compliance Association) el programa de cumplimiento es un conjunto de procedimientos y buenas prácticas que las empresas adoptan para identificar los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan, para luego establecer mecanismos internos de prevención, gestión, control y reacción frente a los mismos. 

Estas políticas de cumplimiento son el resultado de la evolución legislativa tanto internacional como nacional, ya que cada vez más las empresas y organizaciones se ven expuestas a un sin fin de regulaciones con distintos niveles de exigencia, aumentando así el riesgo de que la empresa se exponga, no sólo al incumplimiento de la norma sino al propio desconocimiento o interpretación errónea de la misma. 

Este incumplimiento, desconocimiento o incorrecta interpretación normativa por parte de la empresa y/o sus miembros, pueden tener consecuencias tales como el daño en la reputación de la empresa, la imposición de multas y de sanciones por los entes regulatorios, el fracaso en la ejecución de distintos negocios, entre otros perjuicios que podrían haber sido evitados o al menos mitigados de existir un mecanismo de prevención de riesgos.

Aunque en Paraguay no es obligatorio que las empresas incorporen estos programas a su gestión, en distintos países a nivel mundial sí lo es. Incluso distintos gobiernos han desarrollado políticas de incentivo para promover los programas de cumplimiento en las empresas, como  por ejemplo, la disminución de sanciones para aquellas organizaciones que cuenten con un programa de cumplimiento normativo.

Además de la prevención, gestión y control de riesgos, los programas de cumplimiento otorgan un valor añadido a las organizaciones, puesto que usualmente acompañan a estos programas los principios o códigos de ética y conducta que generan tanto dentro como fuera de la empresa una consolidación de buenas prácticas.

Es así, que la incorporación de un programa de cumplimiento normativo en una empresa es cada vez más recomendado, ya que, como dice el refrán… más vale prevenir que lamentar.

Si estás interesado en incorporar políticas de cumplimiento normativo contactá a la Abg. Gabriela Melgarejo gmelgarejo@altra.com.py